Para todas esas personas que desean tener una colección de minerales, y que sin embargo llevan mal las Ferias, la aparición de la venta por Internet les ha dado la posibilidad de ver un mineral en su casa, tranquilamente, en la pantalla de su ordenador, pudiendo ampliar la imagen del mineral para ver mejor sus virtudes y defectos. No existe tampoco el riesgo potencial de olvidos que se da en las Ferias importantes, en las que debido a la cantidad de ejemplares y stands que hay, a menudo es difícil recordar donde estaba la pieza deseada cuando tenemos tomada la decisión de compra.
    ¿Debido a Internet hay o habrá menos clientes que compren en las Ferias, teniendo en cuenta que, sin duda, estas son el principal punto de encuentro entre los coleccionistas y los minerales? Mi opinión es que aunque el efecto quizá no sea muy visible en este momento, la posibilidad que Internet está dando para coleccionar minerales a determinados grupos de personas está ampliando mucho el número de compradores. Suponiendo que estos nuevos compradores actualmente estén comprando sólo por Internet, es de suponer que más tarde o más temprano acudirán a las Ferias, ya que buena parte de los mismos comerciantes a quienes ellos les compran ejemplares les informan ampliamente en sus páginas Web de la existencia de esas Ferias, y les explican cómo transcurren y qué novedades aparecen allí. Bastantes de estos nuevos compradores están ya acudiendo a las Ferias y aunque, lógicamente, acuden primero a los comerciantes de Internet a quienes conocen, sin duda más pronto o más tarde ampliarán su campo de acción y comprarán a cualquier otro comerciante, según les convengan o no sus ejemplares y/o precios. El mercado impondrá su ley, como suele suceder.
    Está claro que esta es la parte "bonita" y que existe otra parte mucho menos "bonita". Es cierto que como tener un ejemplar en la mano no hay nada, es cierto que algunas fotografías y descripciones pueden engañar debido al exceso de entusiasmo o a la falta de conocimiento de lo que se vende. Es cierto también que para ahorrarse las molestias de devolver una pieza no muy cara, habrá gente que no la devuelva aunque la pieza no le guste. Y es cierto también que en el proceso de envío-retorno hay riesgos de rotura. Sin embargo estos mismos riesgos pueden darse también en las compras que se hacen en las Ferias. ¿Quién no ha comprado alguna vez un mineral en una Feria que después, ya en su casa, le ha decepcionado? No hablemos de las complicaciones que hay hoy en día con el transporte en mano de los minerales ya que los frecuentes controles de los aeropuertos obligan a envolver y desenvolver más de una vez los minerales con los consiguientes riesgos, a lo que hay que añadir los minerales que parecen "sospechosos" al pasar la revisión por rayos X: los minerales metálicos o los de formas afiladas que generan dudas y obligan a farragosas explicaciones.
    Otro posible problema es la sensación de que en Internet es muy difícil conseguir piezas realmente buenas, ya que cuando aparece alguna a la que podemos considerar como tal, el odiado cartelito de "Sold" aparece junto a ella. Se puede por tanto suponer que hay muchas más posibilidades de alcanzar una pieza excepcional en una Feria que en Internet, debido a que en los Shows hay una oferta muy grande de minerales y además se conoce personalmente a varios comerciantes. Mi opinión es, sin embargo, que al igual que sucede en Internet, en las Ferias siempre hay un número muy importante de ejemplares que ya se han vendido. Lo que sucede es que en lugar de frustrarnos al verlos con un cartelito que pone "Sold", simplemente no los vemos, porque el comprador ya se los ha llevado.
    El problema no es que en Internet las mejores piezas estén casi siempre ya vendidas, sino que sabemos que se vendieron y como eran esas piezas a través de sus fotos, mientras que en una Feria simplemente no hemos llegado a ver esas piezas "mejores". Las que vemos cuando llegamos a las Ferias parecen las "mejores", debido a que las que en realidad fueron las "mejores" ya no están. Esto puede valer incluso para aquellas piezas que nos hayan reservado especialmente, porque aunque el comerciante lo haya hecho con todo el cariño y deseando escoger la pieza "mejor" para nosotros, hay que tener en cuenta que cada persona es como es y ve al mineral según su propia sensibilidad. Quien nos reservó una determinada pieza es muy posible que haya tenido otras piezas similares a la que nos ha reservado, piezas que en nuestra opinión hubiesen sido "mejores". Como ni las hemos visto, ni las veremos porque otras personas se las han llevado, nos quedamos con la que nos han reservado, pero quizá si hubiésemos visto como eran las otras piezas similares ya vendidas, eso nos hubiese frustrado tanto como las famosas "Sold" de Internet.
    En este tema tengo otra razón a favor de Internet, es un concepto llamémosle "democrático". Es sabido que una parte importante de las piezas destacadas no llegan a estar a la venta en las Ferias, ya que se han vendido antes, privadamente o en los bastidores de la Feria. De este modo la mayoría de visitantes de una Feria ignoran qué fue lo que realmente dio de bueno una determinada geoda, o hasta qué punto fue glorioso un determinado ejemplar, ya que no han tenido la opción de verlo. En Internet, sin discutir si la oferta de ejemplares de gran calidad es muy alta o muy baja, ni si estos ejemplares son números uno o no, en cambio sí es cierto, por lo que yo conozco, que la mayoría de ejemplares se ofrecen "democráticamente". Quiero decir que los ejemplares están realmente disponibles el día y hora en que se ofrecen por primera vez por Internet bien sea para todo el público o bien sea para las personas que han solicitado formar parte de listas para ser avisadas de la publicación de nuevos ejemplares.
    A partir del momento en que las piezas se publican en Internet, hay un espacio de tiempo (frecuentemente muy breve, eso es cierto) en el que todo el mundo ha tenido la posibilidad de comprar esa pieza. Esa posibilidad quizá no sea muy alta, no lo discuto, pero al fin y al cabo es una posibilidad, mientras que en una Feria no hay esa posibilidad, ya que determinadas piezas se han vendido de antemano y si llegaron a la Feria nunca llegaron a estar a la venta allí, quedando restringido su acceso a un número limitado de privilegiados, cuya capacidad económica y conocimiento del circuito los sitúa muy lejos del común de los coleccionistas.
    No estoy en contra de las elites, creo que son necesarias, muchas de las personas de esa elite tienen un conocimiento de la mineralogía muy alto, y están acumulando colecciones maravillosas que posiblemente algún día pasarán al común en forma de fundaciones, donaciones a Museos públicos o siendo vendidas y por tanto dispersadas entre coleccionistas. A lo que me refiero es que encuentro positivo que en cierta forma Internet dé alguna esperanza a determinado tipo de coleccionista de que quizá algún día llegará en el momento oportuno a la pieza adecuada y tendrá la posibilidad de adquirirla.
    Otro tema interesante es el de la idea generalizada de que los ejemplares expuestos en Internet aparentan mayor calidad de la que realmente tienen, y que por tanto los ejemplares expuestos en Ferias son en general mejores que los expuestos en Internet, porque si esos ejemplares de las Ferias se fotografiasen y expusiesen adecuadamente, como se hace con los de Internet, entonces se vería que en realidad tienen mucha más calidad de lo que parecía.
    Bien, mi experiencia no es esa. De todo un stock grande de minerales, sólo tienen utilidad para ser propuestos en Internet una pequeña parte. Al presentarlos en una visión mas detallada, ciertamente se realzan sus virtudes, pero al mismo tiempo también sus defectos. Pequeñas fracturas, contactos, roturas, líneas de crack, o poco relieve sobre la matriz son todos ellos pequeños defectos, pero aparecen magnificados en la foto, haciendo que esa pieza que es fácilmente vendible en una Feria en donde el comprador quizá no reparará en esos defectos menores, sea muy difícil de vender por Internet ya que su imagen será negativa, aparentando ser un ejemplar plagado de defectos insuperables.
    Tema aparte es el de los minerales con poco brillo o mates, pero que son algo transparentes, de modo que si se iluminan con una luz potente en su parte posterior pueden parecer extraordinarios. En las Ferias no se ven ejemplares presentados de ese modo, y sin embargo en Internet es relativamente frecuente ofrecer la visión de su transparencia reforzándola con una luz posterior. Esta posible visión existe, por lo tanto no se puede acusar al vendedor de estarnos engañando, pero sin embargo el mineral puede decepcionarnos notablemente cuando lo recibamos, ya que sin esa iluminación especial el ejemplar no lucirá como lucía en la foto y difícilmente habilitaremos en nuestras vitrinas un sistema con una potente luz posterior para tener iluminado individualmente ese ejemplar.
      Este caso entraría dentro de un capítulo general de "honestidad del comerciante". Si el potencial comprador es avisado que esa pieza está iluminada por detrás con una luz intensa y que sin esa iluminación quizá sea más o menos opaca o oscura, el comprador podrá decidir la adquisición de ese mineral según su interés real por él, y no estimulado por una ficción estética.
    Es lógico suponer que según su honestidad el comerciante de Internet tendrá más o menos clientes, y que estos le serán más o menos fieles según la veracidad de sus descripciones y de sus fotografías. Esto sucede también en las Ferias en las que según el mayor o menor grado de honestidad de los comerciantes, se dan las informaciones relativas a un ejemplar de un modo realista, o en cambio se exageran sus virtudes y se obvian sus defectos. Nada nuevo bajo el sol, pues.
    Como resumen, diría que como en todas las novedades, la de la venta de minerales por Internet está generando muchos interrogantes, y que puede provocar el enfado de personas afectadas por la aparición de este nuevo fenómeno. Como en todos los períodos de cambios, todos tenemos que aprender nuevas reglas, conocer a nuevas personas y decidir a veces sobre cosas de las que no estamos muy seguros.
    Habrá personas que estarán en contra de este nuevo sistema por haber sufrido malas experiencias, habrá otras que estarán encantadas por la comodidad y nuevas posibilidades que les ofrece, también habrá quien no sepa muy bien qué pensar al respecto. Ojalá estos artículos sirvan para que se abra un diálogo sobre este tema, que todo el mundo que tenga algo que contar lo cuente y que todas las cosas que estén sucediendo relacionadas con este nuevo fenómeno puedan ser debatidas y salgan a la luz.
    Debo agradecer a John S. White el haber colaborado conmigo en la preparación de los artículos y por su constante y amistosa ayuda. A James Catmur por haber traducido el artículo al Inglés y por toda la ayuda que me ha dado todos estos años, y también a todos los comerciantes del mundo, tanto los de Internet como los comerciantes que venden en Ferias, sin los cuales este artículo no hubiese sido posible.
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